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Cuidado con los monos

Actualizado: 1 feb 2023

El posteo de hoy es autorreferencial, pero muchos de ustedes se van a ver reflejados en él. ¿Por qué algunos miembros de la organización están tapados, mientras otros bajan su carga laboral?

¡Por culpa de los monos!


Empiezo por contarles qué me pasó, cuál fue el disparador. Una persona que trabaja en mi equipo vino a decirme que la ayude con un mail porque estaba en inglés. Le pido que me lo reenvíe y al verlo, me sorprendo con que el cuerpo del correo estaba solo en castellano. Sí, había sólo leído el título, se paralizó y me trajo el “problema” a mí, su supervisor.


Esta anécdota no hace más que ejemplificar cómo las responsabilidades cambian de una persona hacia otra cuando les contamos el problema, cómo nuestros equipos se paralizan esperando alguna acción nuestra.


Onken, en “Quién tiene el mono” plantea que cuando le cuentan un problema al gerente detecta hay dos características comunes: (a) el gerente tiene el conocimiento suficiente para involucrarse, pero (b) no cuenta con toda la información necesaria para tomar la decisión inmediata que se espera de él. La respuesta típica entonces es “déjame pensarlo”. En ese mismo instante, el mono pasó de estar en la espalda del subordinado, para posarse en la del gerente. La responsabilidad de la respuesta se transfirió al gerente cuando decide aceptar el mono en su espalda.


Voluntariamente, asumimos el rol del subordinado y el tiempo impuesto por él. Al darnos cuenta de esta situación, rápidamente debemos volver a transferir la iniciativa al miembro del equipo, recomendar y pasar a la acción. Debemos lograr el empowerment, desarrollar a las personas de nuestro equipo para que puedan hacerse cargo de sus monos.


Si bien es cierto que los problemas son de todos en la organización, el gerente debe pensar en gorilas y no en monos. Cómo dije en posteos anteriores, nos pagan por pensar, hoy refuerzo diciendo que debemos pensar en gorilas. En los grandes problemas y en la estrategia.


Jugar en equipo a veces es saber decir que no.



Ninguna persona puede gestionar con un zoológico en su espalda al que debe alimentar y cuidar.


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